Raúl Febles Conde

Diagnóstico positivo

Estimados amigos:

Hoy en la mañana he sido diagnosticado de COVID-19. Mi primera reacción fue intentar explicarme dónde pude haberme contagiado: ¿Algún vuelto cuando fui a comprar? ¿Alguna vez que no me lavé las manos apropiadamente? Las opciones obvias estaban descartadas, ya que casi desde el principio de la pandemia estuve voluntariamente aislado del mundo exterior y casi todo lo que necesito lo pido por delivery.


Independientemente de ello, ahora estoy más enfocado en el cuidado de mi salud. Aunque estoy bastante decaído, tomo abundante líquido, y descanso bastante. Cuando me siento muy mal, tomo paracetamol y sigo aislado, para cuidarme y cuidar a quienes me rodean.


Sigo trabajando, porque el malestar es tolerable. Reconozco por ello cuánta bendición me acompaña, ya que muchas personas que conozco no han podido levantarse de la cama, y muchos, desafortunadamente ya no están entre nosotros.

Actualmente la exscazes de escasez de oxígeno afecta a los contagiados por COVID. Fuente bbc.combbc.com

Entiendo, ahora en carne propia, la tragedia tan grande que afrontamos como país, sin una información clara de qué hacer si eres diagnosticado, y mucho peor si estás entre el grupo de riesgo, sin tener la esperanza de obtener una cama, o un balón de oxígeno. (Sinceramente espero que eso no llegue a pasarme)

Poder trabajar me reconforta. Me hace sentirme útil, en los momentos que podrían bien ser los últimos, y que aunque cada día siento recuperarme, a veces siento que me queda muy poco tiempo. Los dos momentos más difíciles de mi día es en la noche, antes de dormir, o en la mañana, justo al despertar.

Físicamente me siento mejor, emocionalmente no tanto. Haberme contagiado, nuevamente me coloca frente a la posibilidad de la Muerte, y me hace cuestionarme la vida que he vivido, las personas que he amado, y los sueños que he tenido.

Casi siempre ante la sombra de la muerte es que el ser humano se preocupa por su legado.

Definitivamente hay cosas que me hubiese gustado hacer distintas, o hacerlas por más tiempo. Hay personas que todavía quisiera tener a mi lado, y otras a las que me faltaron decirles una o dos últimas palabras.

Pese a ello, creo que en cada momento hice lo que debí haber hecho, y estuve a la altura de cada momento.

De todas maneras, sigo dando clases, porque lo poco que pueda enseñar quedará en mis alumnos para siempre. Enseñar siempre ha sido mi mantra contra la muerte, contra el olvido.

No necesito nada por el momento, aunque por si acaso les dejo mi cuenta de PayPal.

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Si me gustaría saber de ustedes, todos. Les comparto un enlace de Flipgrid para que me hagan llegar sus comentarios, ideas y buenos deseos. Oren conmigo por mi salud, todas las noches.

No me entristece la muerte. Me duele más pensar que si un día ya no estuviese entre ustedes muchos se reunirían a hablar sobre mí, y ya no estaría presente para escucharles.

Hoy más que nunca me alienta la frase martiana que dice: "La muerte no es verdad cuando se ha vivido bien la obra de la vida"